jueves, 29 de octubre de 2009

Hacia un protocolo de evaluación para inexpertos


¿Recuerda usted el costoso celular que le regaló a su hijo en navidad o día de reyes? Posiblemente le estaba pidiendo ese modelo de teléfono desde junio, y cuando lo tuvo, exploró ávidamente sus funciones, lo usó con intensidad unos cuantos días, tal vez semanas, para dejarlo abandonado antes de terminar enero.

Generalmente nuestras expectativas respecto de un producto tecnológico son muy altas, y en gran medida es así porque esa es la función de la mercadotecnia y los medios, generar expectativas sobre un producto, hacernos creer en él y desearlo suficiente para salir corriendo a comprarlo.

Sin embargo, estas expectativas rara vez se ven satisfechas. El usuario de cualquier producto de tecnología, llámese software o dispositivo electrónico, pasa por niveles de desencanto: descontento, frustración y, -en este último nivel tenemos dos opciones- abandonarlo o adaptarnos a él. Amabas inaceptables, por el hecho de que pagamos por el producto y más aún, porque el hombre no debe supeditar sus necesidades, gustos y objetivos a las veleidades de la tecnología.

Inmunizarnos contra las imaginativas formas en que los mercadologos ofrecen los productos de tecnología que ulteriormente nos frustrarán y desencantarán, es sólo una de las ventajas que ofrece el divulgar un protocolo de evaluación reducido orientado al público inexperto.

Esta propuesta se une también, a la emancipadora cruzada del hombre con respecto a la tecnología, que Norman (1993, citado por Gándara, 2006) expresara en estos términos: “La defensa de los atributos humanos en la era de las máquinas”.

Descargue el archivo DOC con el texto completo en este link.

1 comentario:

  1. Buen trabajo compañeros, felicidades. Creo que es buena la analogía que hacen respescto a la usabilidad del celular.

    SALUDOS.

    Convergencia TecnoEducativa

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